María
Rodríguez López
Cada vez
más educadores nos asomamos a Internet y descubrimos nuevas herramientas y
recursos TIC. ¡Interesante! -pensamos- ¿Cómo puedo utilizar esto con
los alumnos? ¿Me valdrá para lengua, o conocimiento del medio, o matemáticas?… ¡QUIETOS!
No tan de prisa.
Recapitulemos:
Encuentro una herramienta TIC que me tiene buena pinta, pienso cómo podría
aplicarla en el aula y me invento una actividad didáctica en torno a ella. Hago
esto, lo otro y lo de más allá. Pero Julie
Harris, autora del modelo TPACK, asegura que esta forma de actuar NO
es la correcta.
No
podemos pensar primero la herramienta y después buscarle aplicación didáctica.
Antes debemos tener claro qué objetivos queremos conseguir con el
alumnado y cómo conseguirlos. Sólo así podremos elegir los recursos más
oportunos. A la hora de planificar un proyecto o actividad TIC tendremos que
tomar una serie de decisiones. Este sería el proceso:
- Decisiones curriculares: Aquellas que nos vienen marcadas por la legislación educativa, como establecer unas competencias básicas relacionadas con los objetivos marcados.
- Decisiones pedagógicas: Parten de nuestro enfoque didáctico: Establecemos qué tipo de actividades necesitamos, qué rol desempeñaremos durante el transcurso de las mismas (generalmente guía de aprendizaje) y cómo vamos a evaluarlo.
- Decisiones tecnológicas: En ellas influye nuestro conocimiento TIC, no sólo para seleccionar los recursos adecuados sino también para saber cómo aplicarlos con el alumnado.
Los
diversos blogs sobre TIC suelen dar a conocer distintas herramientas, ya sean
específicas para educación o de cualquier tipo, y proponen posibles
aplicaciones. En Digitaula intentamos tener siempre en cuenta los tres
aspectos fundamentales: La legislación, la tecnología y su aplicación
pedagógica.
“Saber
como utilizar tecnología no es lo mismo que saber cómo enseñar con tecnología”.
Mishra, Koehler 2006