lunes, 14 de enero de 2013

Desarrollo personal. Cinco técnicas y diez estrategias para mejorar la asertividad.

Israel Fagundo Pino (2013)

La manera en que interactuamos con los demás puede convertirse en una fuente considerable de estrés en la vida. El entrenamiento asertivo permite reducir ese estrés, enseñando a defender los legítimos derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido.

Cuando se es una persona asertiva hay una mejor interacción con los otros, las relaciones interpersonales fluyen con facilidad, y uno termina sintiéndose más cómodo y satisfecho.

En el artículo anterior expliqué una técnica para modificar los pensamientos ilógicos, automáticos o irracionales que atentan contra el desarrollo de la asertividad. En este compartiré contigo algunas otras técnicas breves y sencillas para mejorar la misma. Pero antes te propongo darle un vistazo a algunas maneras de expresión de la asertividad.

• Asertividad Positiva: Consiste en expresarle algo positivo a otra persona, por ejemplo, "me gusta como lo has hecho", "te considero muy valioso para mí" o "te agradezco que te hayas acordado de mí".

• Respuesta asertiva espontánea: La das cuando te ves "pisado" por otros, cuando te interrumpen, te descalifican o te desvalorizan. Por ejemplo, "déjame que acabe y después hablas tú", "no necesito que me digas lo que he de hacer", "no me gusta que me critiques". Estas respuestas son dadas con voz firme y clara, pero no agresiva.

• Respuesta asertiva escalonada: Cuando la persona no se da por aludida, a pesar de nuestros mensajes asertivos, se hace necesario aumentar escalonadamente, con paciencia y firmeza, nuestra respuesta inicial.

• Respuesta asertiva frente a la agresividad o la sumisión: Se trata de hacerle ver al otro las consecuencias que tienen en ti su comportamiento y sugerirle otro más adecuado. Por ejemplo, a una persona agresiva que trata de imponer su punto de vista le puedes expresar: "Veo que estás enfadado y no me escuchas, ¿por qué no te detienes un momento y escuchas lo que te quiero decir?”. Otro ejemplo, en este caso con una persona de naturaleza inhibida: "Como no te expresas, me confundes un poco, ¿no podrías comentarme tu punto de vista?".

• Respuesta asertiva empática: Se trata de ponerse en el lugar del otro para darle a entender que comprendemos su punto de vista y desde ahí hacerle comprender el nuestro. Por ejemplo: "Comprendo que tienes mucho trabajo, pero necesito que cumplas tu compromiso conmigo".

Esta última resulta una de las más eficaces estrategias para conseguir resolver los conflictos en las relaciones.

El primer paso es identificar el comportamiento que no nos gusta, el segundo paso es comunicar lo que ese comportamiento nos hace sentir, el tercero es mostrar nuestra preferencia por otro tipo de comportamiento y el cuarto es reforzarle a la persona, si cambia y hace lo que le pedimos, lo positivo y benéfico del cambio. Por ejemplo: "Cuando tú me gritas me haces sentir mal; por ello te ruego moderes tu tono de voz y yo haré más caso a lo que me digas."

Estrategias asertivas para afrontar las discusiones:

1. Técnica del disco rayado:

Se trata de repetir el mismo argumento una y otra vez, de forma paciente y tranquila. Repetir el propio punto de vista, sin entrar en las provocaciones que pueda hacer el otro. Por ejemplo: - “Te entiendo, pero yo no lo hago...” - “Te entiendo, pero yo no lo hago…”

2. Banco de niebla:

Se le da la razón a la otra persona, pero evitando entrar en mayores discusiones. Se le transmite, en un tono de voz calmado y convincente, que lleva parte de razón en lo que dice. Mostrarnos de acuerdo en lo posible. Dar la razón al otro en lo que pueda haber de cierto en sus críticas, sin entrar en discusiones. Por ejemplo: - “Sí, es posible que tengas razón”… - “Pues sí, casi siempre…” - “Veo que estás muy molesto conmigo”. Una vez rebajada la tensión, podremos exponer en forma empática nuestro punto de vista.

3. Aplazamiento asertivo:

Se pospone la discusión para otro momento donde se controle más la situación. Se trata de aplazar la respuesta que vayamos a dar al otro hasta que nos sintamos más tranquilos y capaces de responder correctamente. Por ejemplo: - “Mira, éste es un tema problemático entre nosotros, si te parece lo tratamos con más calma y profundidad mañana, o en otro momento”.

4. Relativizar la importancia de lo que se discute:

Se trata de hacer ver que a veces es más importante no entrar en discusión y comprender que ésta no lleva a ningún lado. Por ejemplo, interrumpir una discusión con algún comentario del tipo: "Quizás esta discusión no tiene tanta importancia como le estamos dando".

5. Técnica de ignorar:

No se le sigue la discusión al otro, pero a través del lenguaje verbal y no verbal se le trasmite que no es una desconsideración el ignorar el tema de discusión.

6. Técnica de diferenciar un comportamiento de un modo de ser:

Se le hace ver al otro que aunque incluso uno pueda haber cometido un error, eso no implica que es una mala persona. Por ejemplo, "Aunque hoy haya llegado tarde, eso no quiere decir que sea impuntual".

7. Técnica de la pregunta asertiva:

Se parte de la idea que la crítica del otro es bien intencionada (aunque no lo sea). Se le hace una pregunta para que nos clarifique lo que hemos hecho mal y cómo podemos hacerlo bien. Consiste en solicitar al otro más información acerca de sus argumentos, para así tener claro a qué se refiere y en qué quiere que cambiemos. Por ejemplo: - “Exactamente ¿qué es lo que te molesta de mi forma de actuar? ¿Qué tiene de malo?” - “Cómo quieres que cambie para que esto no vuelva a ocurrir".

8. La asertividad negativa:

Se utiliza a la hora de afrontar una crítica cuando somos conscientes de que la persona que nos critica tiene razón. Consiste en expresar nuestro acuerdo con la crítica recibida haciendo ver la propia voluntad de corregir y demostrando así que no hay que darle a nuestra acción más importancia de la debida. Pero en lugar de decir “lo siento” o “perdona”, puedes utilizar frases del tipo: - “Ha sido una tontería de mi parte”, -“No debería haber dicho eso”, -“Tienes toda la razón”. -“Tienes razón, me olvido de muchas cosas”. Con ello reducimos la agresividad de nuestros críticos y fortalecemos nuestra autoestima, aceptando nuestras cualidades negativas o defectos.

9. Enfado que desarma:

Cuando nuestro interlocutor está fuera de sí, le expresamos, con un tono de voz amable y comprensivo, que en ese momento no lo atenderemos. Por ejemplo: - “Me parece que estás muy enfadado, por lo que creo que será mejor hablar de eso en otro momento, cuando estemos tranquilos”.

10. Acuerdo asertivo:

Reconocemos el error, pero dejamos claro de que una cosa es el error cometido y otra el hecho de ser buena o mala persona. Por ejemplo: - “Tienes razón, pero sabes que normalmente no lo hago”.

Considero que es importante incorporar estas técnicas o estrategias en nuestro mundo de relaciones, pues la asertividad impide que seamos manipulados por los demás en cualquier aspecto y es un factor decisivo en la conservación y el aumento de nuestra autoestima, además de valorar y respetar a los demás recíprocamente.

Israel Manuel Fagundo Pinoisraelmanuel@infomed.sld.cu /

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